Tratamiento para la diabetes apuntan a
reducir inyecciones y bajar de peso
Fármacos más efectivos y con menos efectos secundarios e insulinas más
eficientes y duraderas son
algunos de los avances. Varios estudios sobre estos
nuevos medicamentos se dieron a conocer durante la 50° Reunión Anual de la
Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD 2014), que culminó el
viernes (19 de septiembre) en Viena. Tres son las familias de fármacos que han
surgido en los últimos años para tratar la diabetes tipo 2 cuando la metformina
-la droga de primera línea- ya no logra buenos resultados. Dos de ellas se
inspiran en la forma de acción de las incretinas, hormonas que se producen en
forma natural en el intestino. Éstas estimulan al páncreas a producir insulina
y reducen los niveles de glucosa en la sangre, dos funciones clave que están
afectadas en los diabéticos. Una de esas familias son las gliptinas o
inhibidores de DPP4. "Estos son los que más se están usando como segunda
línea en Chile, incluso como parte de la canasta Auge", dice la doctora
Jennifer Humphreys, diabetóloga de la Clínica Alemana. Agrega que su mayor uso
se debe a que "llevan más tiempo en el mercado, son orales, bien tolerados
y se toman solo una o dos veces al día", aunque ya se ensayan variantes
que se tomarán solo una vez a la semana. También se inspiran en las incretinas
los análogos de la GLP1, como liraglutida y exenatida. Estos fármacos
inyectables son "inteligentes": estimulan la secreción de insulina
solo cuando hay un exceso de glucosa, minimizando así el riesgo de las temidas
hipoglicemias. Estas ocurren cuando el exceso de insulina reduce demasiado el
azúcar en la sangre, lo que en casos extremos pueden causar desde convulsiones
hasta la muerte. "Los análogos de GLP1 son más efectivos que los
inhibidores de DPP4 en el control de la diabetes y, además, ayudan al control
del peso, con bajas de 5 a 10% al año, dependiendo de la dosis, por lo que
tienen buena aceptación entre los pacientes, pese a ser más caros", dice
la doctora Andrea Larrazábal, nutrióloga del Hospital Juan Noé, de Arica. La
tercera y más nueva familia son las gliflozinas o inhibidores de SGLT2. Estos
fármacos orales para diabetes 1 y 2 actúan a nivel renal, reduciendo los
niveles de glucosa al eliminar su exceso a través de la orina. Junto con bajar
el riesgo de hipoglicemias, al combinarla con metformina ayuda a reducir peso.
Un estudio con canagliflozina mostró bajas de 3,3 a 3,7 kilos en un año. Los
avances también llegan al ámbito de las insulinas. Tresiba es el nombre de una
insulina basal de nueva generación para diabetes 1 y 2 que se aplica una vez al
día. "Su vida media es de 25 horas, en vez de 12 de las insulinas
actuales, por lo que fluctúa muy poco en la sangre durante el día. Esto causa
menos hipoglicemias, llegando a reducciones de 30% en personas con diabetes
1", dice Álex Renner, director médico de Novo Nordisk Chile. "Además,
da cierta flexibilidad horaria al paciente si no puede inyectarse a las 24
horas exactas". "Al reducir sus niveles de insulina en 2 a 4% por
año, quienes tienen diabetes van necesitando administrarse cada vez más
fármacos", destaca Mads Krogsgaard, vicepresidente y director científico
de Novo Nordisk. De ahí que hoy ya se están combinando insulina basal y rápida
en una misma aplicación y fármacos de distintas familias en un solo
comprimido. Con esto se espera que el paciente se medique menos veces y
así aumente su adherencia al tratamiento. Buscando una cura los diabéticos del
futuro podría esperarles un arsenal farmacológico aún más amigable y poderoso.
Para reducir las inyecciones, ya se trabaja en el desarrollo de versiones
orales de análogos de la GLP1, que en el caso de liraglutida podría estar
disponible antes de 10 años.