
A los 45 años, Jorge, un contador apasionado por su trabajo y amante de la pesca, se encontró enfrentando una realidad que nunca imaginó: diabetes tipo 2. Las largas horas frente a un escritorio y una alimentación desordenada habían cobrado factura en su salud. Lo que más le preocupaba no erasolo el diagnóstico, sino el impacto que podría tener en su calidad de vida y en los momentos que tanto disfrutaba, como salir al río con su caña.Al principio,...