lunes, 3 de noviembre de 2014

La dieta mediterránea con frutos secos y aceite de oliva logra revertir el síndrome metabólico

La dieta mediterránea con frutos secos y aceite de oliva logra revertir el síndrome metabólico



Este síndrome propicia problemas cardiovasculares y de diabetes inestable.
Quienes siguen la dieta mediterránea consiguen reducir el perímetro de la cintura y los niveles de glucosa en la sangre.



Enésimo elogio a las propiedades de la dieta mediterránea. Según un estudio difundido por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, este tipo de dieta con frutos secos y aceite de oliva es capaz de revertir el síndrome metabólico, un cuadro que propicia problemas cardiovasculares y de diabetes. El estudio clínico, efectuado a 5.801 hombres y mujeres de 55 a 80 años de edad durante casi 5 años, se enmarca en el proyecto Predimed, en el que participan 16 universidades y centros de investigación. Predimed estudia la intervención nutricional para evaluar la dieta mediterránea en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares. Este síndrome se asocia a la obesidad abdominal, presión arterial alta y poco colesterol "bueno “Todos presentaban un alto riesgo de enfermedades del corazón y, además, casi un 64% (3.707) de los participantes tenían síndrome metabólico al iniciar el ensayo clínico. A lo largo de 4,8 años, un grupo aleatorio siguió una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra; otra complementada con frutos secos y el grupo de control una dieta baja en grasas. Los investigadores descubrieron que los dos primeros grupos redujeron el perímetro de la cintura (obesidad abdominal) y los niveles de glucosa en la sangre y que el 28,2% de ellos (958) ya no presentaban síndrome metabólico. Sin embargo, esta dieta "no parece reducir el número de nuevos casos de síndrome metabólico aparecidos en el tiempo si se compara con una dieta baja en grasa", señala el doctor Jordi Salas-Salvadó, uno de los autores del estudio. El síndrome metabólico se asocia a la obesidad abdominal y presenta alteraciones como la presión arterial alta, niveles bajos en sangre de colesterol HDL (el colesterol "bueno"), niveles altos de triglicéridos y concentraciones altas de azúcar en la sangre. Como recuerda este estudio, que publica Canadian Medical Association Journal, estas alteraciones afectan al 25% de los adultos de los países desarrollados y comportan un aumento del riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y mortalidad.