La dieta mediterránea con frutos secos y aceite
de oliva logra revertir el síndrome metabólico
Este síndrome propicia problemas cardiovasculares
y de diabetes inestable.
Quienes siguen la dieta mediterránea consiguen
reducir el perímetro de la cintura y los niveles de glucosa en la sangre.
Enésimo elogio a las propiedades de la dieta
mediterránea. Según un estudio difundido por la Universidad Rovira i Virgili de
Tarragona, este tipo de dieta con frutos secos y aceite de oliva es capaz de
revertir el síndrome metabólico, un cuadro que propicia problemas
cardiovasculares y de diabetes. El estudio clínico, efectuado a 5.801 hombres y
mujeres de 55 a 80 años de edad durante casi 5 años, se enmarca en el proyecto
Predimed, en el que participan 16 universidades y centros de investigación.
Predimed estudia la intervención nutricional para evaluar la dieta mediterránea
en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares. Este síndrome se
asocia a la obesidad abdominal, presión arterial alta y poco colesterol "bueno
“Todos presentaban un alto riesgo de enfermedades del corazón y, además, casi
un 64% (3.707) de los participantes tenían síndrome metabólico al iniciar el
ensayo clínico. A lo largo de 4,8 años, un grupo aleatorio siguió una dieta
mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra; otra complementada
con frutos secos y el grupo de control una dieta baja en grasas. Los
investigadores descubrieron que los dos primeros grupos redujeron el perímetro
de la cintura (obesidad abdominal) y los niveles de glucosa en la sangre y que
el 28,2% de ellos (958) ya no presentaban síndrome metabólico. Sin embargo,
esta dieta "no parece reducir el número de nuevos casos de síndrome
metabólico aparecidos en el tiempo si se compara con una dieta baja en
grasa", señala el doctor Jordi Salas-Salvadó, uno de los autores del
estudio. El síndrome metabólico se asocia a la obesidad abdominal y presenta
alteraciones como la presión arterial alta, niveles bajos en sangre de
colesterol HDL (el colesterol "bueno"), niveles altos de
triglicéridos y concentraciones altas de azúcar en la sangre. Como recuerda
este estudio, que publica Canadian Medical Association Journal, estas
alteraciones afectan al 25% de los adultos de los países desarrollados y
comportan un aumento del riesgo de diabetes, enfermedades del corazón y
mortalidad.