viernes, 21 de noviembre de 2014

Graciela Herrera: "Ser gordo es una enfermedad que debe asumirse primero en la cabeza"

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Graciela Herrera: "Ser gordo es una enfermedad que debe asumirse primero en la cabeza"


Hace cuatro años Graciela decidió darle un giro a su vida. Luego de años de gordura y de haber llegado a un límite de peso de 155 kilos resolvió someterse a una operación de cinturón gástrico en el hospital Dr. Arturo Oñativia. 

Hoy, si bien reconoce que todavía le falta un largo camino por recorrer, su vida cambió. Ya no toma medicamentos para dormir, o para la presión o para evitar la diabetes. Tampoco le duelen las extremidades cuando sale de caminata. Y sobre todo, puede acompañar a sus hijos en esta nueva vida, donde, como ella dijo: "Hay que aprender a comer sano y a incorporar el ejercicio como una tarea diaria". 

¿Cuándo se toma conciencia de que se sufre obesidad?

Primero comenzás a padecer las limitaciones físicas. Tenés mucho dolor de cuerpo, te cuesta dormir. Todo te empieza a costar. Ahora la limitación psicológica no sé si alguna vez la terminas de ver. Si te pasa algo lo resolvés con la comida, todo te lleva la comida. Cuando empezáis a ver las limitaciones físicas, creo que por ahí comenzás a darte cuenta de lo que te pasa, de porqué no podes caminar, porque te duele tanto el cuerpo. Entonces es cuando resolvés hacer algo. 
¿Cómo fue el proceso de la operación? 

Después de la operación fue comenzar a aprender a comer de nuevo. Primero Tomás todo líquido, luego sumas las papillas y por último, vas incorporando los alimentos. Es como cuando sos bebé, pero claro, te operan el estómago pero la cabeza no. Con esta cirugía tu estómago ya no tiene la misma capacidad que tenía antes, pero tu cabeza sí. Comés y te llena, pero tu cabeza no. Antes de la operación Tenés que hacer un tratamiento que te lleva 6 meses y a veces más, en los cuales Tenés que bajar el 10% de tu peso. Una vez alcanzado el peso reclamado por el médico recién vas a la cirugía. Durante este proceso también recibís apoyo psicológico para lo que viene después. 
¿Hay que cambiar mucho?
Sí, además la mayoría de las personas están acostumbradas a comer mal. Se come rápido, se cocinan cosas rápidas y con muchas grasas, eso te lleva a estar mal. Es muy difícil que una persona haga la dieta sola y la complete a la dieta. 
¿Cuánto pesaba cuando tomó conciencia de lo que le pasaba? 
Tenía 155 kilos, y 8 años. Con ese peso llevaba unos cinco años. Pero yo siempre tuve obesidad, en mayor o en menor grado. En una época cuando ya había pasado la adolescencia, tomaba pastillas para adelgazar con anfetaminas y me caía mal. Y por supuesto que hacía todas las dietas. Mientras uno no se concientiza de que es por algo que debes hacer dieta la no haces. Y ese algo sos vos. Después durante la juventud, hice otra dieta con pastillas que me sacaban el hambre pero me daban mucha sed. Tomaba casi 6 litros de agua por día. Entonces bajé casi 30 kilos. Después de eso quedé embarazada. En el primer embarazo me cuidé y aumenté lo justo. Con el segundo embarazo no me cuidé nada y con al tercero menos. Desde ahí no paré más. Y hora ¿en qué peso está?
En 104 kilos. Pero todavía tengo que bajar por lo menos unos 20 kilos más. 
¿Cómo era la comida antes y cómo es ahora? 
Fideos, sémola, pollo con piel, carnes con grasa. Todas comidas calóricas. Ahora sumamos más las ensaladas. Las frutas son parte del menú y también sumamos los jugos dietéticos o naturales. 
¿Sigue con el tratamiento?
Por el momento lo tengo de lado y debo volver, porque si bien me operé sé que puedo volver a aumentar. El cinturón gástrico no hace todo solo. Es muy difícil que el gordo deje de ser gordo en la cabeza. 
Pero ya dio el primer paso a asumirlo...
Es una enfermedad. Llega un momento en no lo podes controlar. Los gordos, comemos a escondidas, haces la dieta en la casa y salís a la calle y comes algo que no debes. Por otro lado, te castigas porque comiste algo fuera de la dieta.
Sumó la actividad física...
Sí, porque cuando no haces gimnasia, como en mi caso no podes bajar. Antes me dolía todo cuando caminaba media cuadra, ahora no. Puedo recorrer todo el centro caminando y vuelvo a casa sin un dolor. Además me da mucha más energía. 


¿Cómo hace con los chicos?

Bueno, ellos fueron parte de digamos mi "mala vida" y ahora cuesta cambiarles los hábitos alimentarios y sumarlos a la actividad física. 
¿Qué cambió en tu vida? 
Antes de la operación tomaba meformina, antiinflamatorios, pastillas para la presión, pastilla para dormir, que además la usaba para evitar tener hambre y un protector hepático. Después que me operé y bajé de peso no tomo nada. Igual hay cosas que todavía faltan cambiar y sobre todo falta cambiar la mentalidad.
¿Qué le dice a los que llegaron al límite?
Que no lleguen al límite, porque en el camino pierden un montón de cosas. En mi caso perdí de compartir muchas cosas con mis hijos. Y el gordo no está bien, es una enfermedad que no la podes parar solo. 


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