México
social: diabetes, reflejo de la mala alimentación
De acuerdo con el INEGI, entre 1994 y
2013 el número anual de defunciones por diabetes mellitus creció de 30 mil 324
a 95 mil 530: un incremento de 287% en dos décadas
Cada año, a partir de 2007, la Asamblea General de la ONU ha hecho
suya la remembranza y el llamado internacional para conmemorar, cada 14 de
noviembre, el Día Internacional para la prevención de la diabetes.
Frente
a ese padecimiento, es pertinente decir que, asumir que la expansión de sus
tasas de morbilidad y mortalidad en México es un tema exclusivamente del ámbito
de la salud, constituye un grave error explicativo y comprensivo de las
múltiples agendas que han debido conjugarse para haber generado el desastroso
escenario que hoy enfrentamos en esta materia.
En
efecto, las explosivas tendencias epidemiológicas asociadas a la diabetes
mellitus tienen sus anclajes fundamentales en el ámbito de la economía, la
educación y en términos generales, en la administración y gobierno de los
asuntos públicos, por lo que su abordaje debe darse desde una noción amplia
respecto de la cuestión social y su complejidad.
Hoy
la diabetes representa la primera causa de muerte en el país, pues por sí
misma, es considerada como el origen de más de 70 mil defunciones anuales; es
decir, prácticamente 192 casos al día, o bien, un promedio de al menos ocho
decesos directamente ocasionados por los daños que genera la diabetes mellitus
en el organismo de las personas.
Frente
a lo anterior, deben dimensionarse las fisuras del sistema económico, social y
del gobierno, a fin de mejorar las políticas de prevención y en evidencia, las
acciones que se generan para garantizar los derechos humanos y, en este caso,
el derecho a la salud, en sus múltiples aristas.
Si
hay un factor que incide negativamente en las elevadas tasas de incidencia y
prevalencia de la diabetes mellitus es el relativo a la inseguridad alimentaria
y las precarias condiciones de cumplimiento de los derechos constitucionales a
la alimentación y al acceso al agua potable.
En
ese sentido, debe destacarse que si hay un ámbito en el que los precios han
mostrado una tendencia inflacionaria, éste es el de los alimentos: en efecto,
mientras que entre los años 2005 a 2014 el Índice Nacional de Precios al
Consumidor (INCP) creció en el orden de 39%, en general, el capítulo de los
alimentos y las bebidas no alcohólicas registraron un incremento de casi el
doble, al sumar un 61.1% en el periodo señalado.
El
pan y los cereales han tenido un incremento de 76.6%, la leche, el queso y el
huevo del 63.9%, las legumbres y las hortalizas de 63.2%, las carnes del 58.1%,
los pescados y mariscos de 57.12%, mientras que las frutas han incrementado sus
precios en un 50% en los últimos nueve años.
Como
puede verse, en México alimentarse de manera oportuna, sana e inocua es caro,
sobre todo si se compara el nivel de ingresos con respecto al incremento de los
precios de la canasta básica: así las cosas, mientras que los ingresos
laborales mensuales per cápita descendieron de mil 703.4 pesos mensuales en
enero de 2010 a mil 516.3 pesos mensuales, deflactados respecto del valor de la
línea del bienestar en junio de 2014, el costo de la canasta básica se
incrementó de dos mil 139 pesos mensuales a inicios de 2010, a un monto de dos
mil 521 pesos mensuales en el cierre de junio de 2014.
Lo
anterior significa que mientras que los ingresos laborales per cápita cayeron
en el orden del 11% entre 2010 y 2014, el costo de la llamada línea del
bienestar, es decir, el umbral más allá del cual la gente es considerada como
pobre, creció en prácticamente un 15%. En sentido estricto, el diferencial es
en términos reales de 30%.
Lo
anterior permite sostener que en la medida en que las personas sigan careciendo
de los recursos para adquirir lo necesario para una alimentación adecuada, será
muy difícil que podamos revertir las tendencias de morbo-mortalidad asociadas a
la diabetes.
Un crecimiento expansivo
La
morbilidad por diabetes ha crecido significativamente en los últimos años en el
país. Al respecto es indicativo el dato relativo a las causas de consulta que
se registran año con año en el sistema nacional de salud. En efecto, en el año
2012, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), la
diabetes representa 11% del total de consultas a las que asiste la población en
el país.
No
obstante, al analizar este indicador por grupos de edad se encuentra que, a
medida que avanza la edad, es mayor la demanda de servicios médicos y de
consulta por esta causa.
El capítulo denominado
como la Diabetes Mellitus, enfermedad
cardiovascular y obesidad representa
0% de las consultas para las niñas y niños de 0 a 4 años, representa 1% de las
consultas para el grupo de 5 a 19 años de edad; 9.2% de las consultas médicas
solicitadas en el grupo de 20 a 49 años de edad; 30.1% en el grupo de 50 a 69
años, y 33% para las personas que tienen más de 69 años de vida.
Lo
anterior resulta paradójico, debido a los altos índices de obesidad y
desnutrición que existen entre niñas, niños y adolescentes; es decir, a pesar
de que hay registros de elevados niveles de incidencia de obesidad y sobrepeso
entre la población infantil, esta causa aún no representa indicadores
relevantes en el número de consultas médicas generadas al respecto.
De
acuerdo con la propia ENSANUT, en México hay una prevalencia de obesidad y
sobrepeso de 9.7% del total de las niñas y niños menores de 5 años; la
prevalencia para las niñas y niños de 5 a 11 años de edad asciende a 34.4% (es
decir, uno de cada tres); mientras que para la población de 12 a 19 años es de
35%.
Los datos de la catástrofe
Los
indicadores relativos a la mortalidad por diabetes muestran que la
desarticulación de la economía, en términos de mercados eficientes y con
capacidad distributiva, no sólo del ingreso, sino de los bienes necesarios para
una adecuada alimentación, es una de las principales causas estructurales de
las tendencias de morbo-mortalidad que persisten en el país.
Los
datos disponibles son más que alarmantes. Hace 20 años, es decir, en 1994, la
información de INEGI muestra que se registraron en el país 419 mil 074
defunciones; de ellas, 30 mil 324 tuvieron como principal causa a la diabetesmellitus; es decir, 7.23% del total.
Para
el año 2000, el INEGI informa que hubo 437 mil 667 defunciones en todo el país;
de ellas, 46 mil 614 tuvieron como causa a la diabetes mellitus; es decir,
10.65%. Para el año 2005 las cifras tuvieron otra variación sumamente
significativa, pues de las 495 mil 240 defunciones registradas, 67 mil 159
tuvieron como causa a la diabetes, una cifra equivalente a 13.56% del total.
En
el año 2010 el panorama se mantuvo en nivele sumamente elevados: de las 592 mil
18 defunciones registradas, 82 mil 964 tuvieron como principal causa a la
diabetes, es decir, 14% del total.
Para
2013, el INEGI reporta que hubo 613 mil 527 defunciones, de las cuales, 95 mil
530 tuvieron como causa a la diabetes, es decir, 15.5% del total. Como puede
verse, el incremento en los últimos 20 años ha sido de 8.2 puntos porcentuales;
lo cual en sentido estricto implica un crecimiento de 100% en el peso relativo
de la diabetes como causa de mortalidad general en el país.
Finalmente
es pertinente decir que en números absolutos, las defunciones anuales por
diabetes crecieron entre 1994 y 2013 de 33 mil 316 a 95 mil 530 casos; es
decir, un incremento de 286.7% en el número de defunciones anuales por la causa
señalada.