miércoles, 6 de mayo de 2015

Que es Diabetes mellitus: enemiga, silenciosa, cruel

Que es Diabetes mellitus: enemiga, silenciosa, cruel
que es diabetes mellitus

Las  cifras de la Organización Mundial de la Salud refieren que  370 millones de personas,  en el año 2030,  padecerán  de diabetes mellitus en todo el mundo; una dolencia que, aseguran , se conocía antes de la Era Cristiana.

Datos  de susto en un planeta en el que obesidad y sedentarismo parecen ir entronizándose por malos hábitos y también, de algún modo, gracias al  empuje de las tecnologías y su arraigo desmedido en la cotidianidad.
que es diabetes mellitus

En Las Tunas, provincia cubana de más de 500 mil habitantes, el incremento de la dolencia, si bien  no constituye la principal afección de salud, sí  ha mostrado un alza que  exige seguimiento  constante y control sistemático de los entendidos.

Pienso en eso y recuerdo inevitablemente a Jessica, la hermosa y  soñadora adolescente de quince años que he visto, más de una vez, con el rostro caído: “está cerca la hora, ya casi le toca la inyección con insulina”  y aunque aprendió desde hace mucho a ponérsela sola, no importa, es difícil igual, como el primer día.

Evoco  igual a cierta colega de labor, joven también, repleta de planes y al sobresalto del que me habló, con la voz serena y la mirada perdida, de la enfermedad llegando cuando también comenzaba su vida en la Universidad, del miedo del no poder lograrlo, de la ayuda de sus compañero  de aula, de la dieta de los demonios,  becada, lejos del calor de los suyos: sola.

Me viene igual a la cabeza la experiencia de mi  propio tío: cuarentón, hipertenso, queriendo hacer y sin poder, perdiendo junto al peso corporal las ganas, cuidando como niño pequeño cada rasguño en la piel, “porque el médico me explicó, si se complica, es más difícil cicatrizar por la misma diebetes”, con mirada de alarma y aprendiendo – me decía- aprendiendo a vivir de otra manera.

Igual tengo otras historias en la cabeza, me van llegando mientras escribo y son tantas, pero tantas,   que me cuesta creer cuánta gente conozco que vive cotidianamente combatiendo a la diebetes mellitus;  muchos, como pacientes;  otros, como parte de la familia que ayuda, alienta, consuela y sufre, en silencio, pero sufre mucho.

Así conocí a Conchita, que hablando conmigo de su hermano con úlcera de pié diabético  casi que comienza a llorar y me decía: “yo soy doctora y me he pasado la vida hablando del tema pero qué va, esta experiencia ha sido terrible, ver a mi hermanito pasar por eso,  hacer el tratamiento casi con él,  las curas con el Heberprot-P, ha sido muy duro”.

No puedo dejar de mencionar a Yolanda, mi querida vecina, madre amantísima y esposa sin quebrantos que fue mujer de altura y murió chiquita, ciega, sin piernas…y todo, por culpa de la  diebetes mellitus.

Es un mal feroz, un daño irreversible  que se controla,  pero no se va; acompaña en silencio y al menor descuido, te arrastra. Parece cosa de locos, pero lo verdaderamente lacerante es cómo se va entronizando, cómo hábitos de vida saludables,  atención constante y no permitirse excesos de ningún tipo parecen ser la única solución humana para no llegar a padecerla.

Lo triste, no obstante, sigue siendo el discurso “del cubano” y es que  escucho  a más de uno en las  calles  dar alguna palabrita de aliento al que padece y hacer mutis, mirar al otro lado, no querer ver lo que está delate porque “total, eso no me va a pasar a mí” y seguir andando.

Sí, es un mal difícil, las claves, están; sin embargo,  no alcanza; las autoridades de salud pueden hastiarse de repetir, los dolientes, de contar sus historias, la solución sigue estando en cada cual, en entender el desafío, cuidar la vida, no perder el rumbo.