Cataratas: ¿por qué se producen y cómo se
tratan?
El ojo sufre un proceso
degenerativo con la edad, pero otros factores como la diabetes pueden acelerar
este mal
Las cataratas
constituyen un tributo a la longevidad muy difícilmente evitable. El
oftalmólogo Crisanto Manuel Alonso, director de Asistencia Sanitaria y Salud
Pública del área sanitaria de Jarrio, explica las claves de una patología de
enorme prevalencia que se caracteriza por una visión borrosa y que en los
últimos años se ha beneficiado de espectaculares avances quirúrgicos.
¿Por
qué se producen las cataratas? El
cristalino (lente biológica transparente
que se encuentra dentro del ojo) sufre con la edad un proceso degenerativo y,
por consiguiente, una pérdida de transparencia. Ésta es la causa más frecuente
de cataratas y se conocen como cataratas seniles. Algunas enfermedades, como ladiabetes, pueden acelerar este proceso. Lesiones traumáticas del ojo, inflamaciones,
el uso de determinados fármacos (corticoides y derivados) y la exposición a
radiaciones o a luz ultravioleta pueden ser otros factores precipitantes de la
catarata.
Incidencia
y edad. Todas las personas a partir de los 60 años
tienden a desarrollar cierta opacificación del cristalino. Hasta el 50 por
ciento de las personas mayores de 65 años tiene un cierto grado de catarata, y
hasta un 70 por ciento en los mayores de 75 años. Esto no quiere decir que en
todos los casos afecte a la visión ni que todas tengan que ser operadas. Los
estudios de prevalencia de cataratas son poco abundantes. Las conclusiones de
los mismos, a pesar de las diferencias notables entre ellos por utilizar
criterios diferentes para definir catarata, son las mismas: hay un claro
aumento de prevalencia de la catarata relacionado directamente con el aumento
de la esperanza de vida (envejecimiento poblacional).
¿Influyen
los estilos de vida? No es posible hablar de un estilo de vida para evitar un proceso
relacionado directamente con el envejecimiento, pero sí resulta posible alertar
de algunas cosas que deben evitarse o manejarse con cuidado para no adelantar
el proceso. Entre ellas, algunos tratamientos farmacológicos (especialmente
corticosteroides y derivados), la exposición a radiaciones o a luz ultravioleta
y el hábito de fumar. En el caso de la diabetes, el control riguroso de la
glucemia.
¿Cuándo
acudir al médico? El síntoma más frecuente es la visión borrosa. La disminución de visión,
de uno o de ambos ojos, es un motivo para acudir a una revisión oftalmológica.
Otros síntomas asociados son: alteración de la visión de los colores (se ven
desteñidos), aumento de la fotosensibilidad (molestan las luces de los coches y
de las lámparas más de lo habitual), empeoramiento de la visión nocturna y,
ocasionalmente, visión doble. Ante alguno de los síntomas mencionados, el
paciente debe acudir al oftalmólogo para establecer un diagnóstico adecuado,
dado que los síntomas de catarata son compartidos con otras enfermedades.
Pruebas
habituales. El oftalmólogo deberá realizar una exploración completa del ojo, tanto
de su capacidad visual (refracción ocular), como un estudio de los medios
transparentes del mismo y del fondo de ojo. Es importante descartar cualquier
enfermedad asociada que pueda ser responsable de la pérdida de visión, pues una
catarata no siempre es la causa de dicha pérdida.
¿Cuándo
operarse? La decisión de intervenir una catarata debe ser compartida. Por una
parte, el oftalmólogo obtiene unas medidas objetivas de la pérdida de visión,
pero también debe evaluarse la calidad de vida del paciente. Una persona que
desarrolla sus actividades cotidianas con normalidad y que no refiere molestias
no tiene por qué ser intervenido de catarata aunque el rango objetivo así lo
indique. Como regla general, y en una escala de 0 a 1 (siendo 1 el valor máximo
de visión), se suele indicar cirugía cuando este valor es igual o inferior a
0,5. No obstante, este valor debe ser variable si el paciente, por poner un
ejemplo, tiene actividad profesional y es conductor de autobuses o camiones. La
actividad profesional y la calidad de vida son factores muy a tener en cuenta a
la hora de decidir una cirugía de catarata.
Evolución
de las técnicas quirúrgicas. Se han desarrollado de manera espectacular en
los últimos años, y siguen en un proceso constante de evolución. Actualmente,
la cirugía de catarata realizada por facoemulsificación (ultrasonidos) requiere
incisiones mínimas –de dos milímetros, o inferiores– que permiten una
recuperación muy rápida de los pacientes. Las complicaciones asociadas a esta
cirugía también se han reducido drásticamente con las nuevas técnicas
quirúrgicas. Conviene precisar que todo procedimiento quirúrgico lleva asociado
un riesgo de complicaciones, aunque en este caso sea muy pequeño. Actualmente
se está realizando cirugía, en algunos casos seleccionados, con un sistema
conocido como láser de femtosegundo (femtofaco). Su uso no se ha extendido. La
utilización del láser es muy probable que mejore, en el futuro, el grado de seguridad
y de exactitud en la cirugía de catarata. Por el momento, el procedimiento no
difiere del convencional, pero el láser sustituye, en algunos pasos, la mano
del cirujano.
Cataratas
y presbicia (vista cansada). El seguimiento de ambas debe ir, sin duda, acompasado, ya que el
paciente acude primero al oftalmólogo para el control de su presbicia (que
aparece de manera fisiológica entre los 45 y los 50 años) y eso permite también
el control de la posible aparición de catarata. En relación con la cirugía, es
posible que el futuro pase por una solución conjunta de la presbicia y la
catarata. Actualmente, la presbicia es un proceso fisiológico también
relacionado con la edad en la que se pierde la capacidad acomodativa del
cristalino. Su solución es simple con una gafa correctora.
Dudas
habituales. Los pacientes suelen preguntarse cómo será su recuperación y si
necesitarán usar gafas después de la cirugía. La recuperación de una cirugía de
catarata sin complicaciones es rápida: en 48 horas, el paciente casi puede
hacer vida normal, salvo actividades que requieran esfuerzos importantes.
Siempre es aconsejable que consulte a su cirujano qué actividades puede
desarrollar y cuáles no. En relación con la necesidad de usar gafas después de
la cirugía, depende de la lente utilizada. Si se usan lentes monofocales, la
visión de lejos será buena, pero requerirá una gafa para lectura. En algunos
casos se utilizan lentes multifocales que permiten visión lejos-cerca.