viernes, 3 de octubre de 2014

Cataratas: ¿por qué se producen y cómo se tratan?

Cataratas: ¿por qué se producen y cómo se tratan?
El ojo sufre un proceso degenerativo con la edad, pero otros factores como la diabetes pueden acelerar este mal
Las cataratas constituyen un tributo a la longevidad muy difícilmente evitable. El oftalmólogo Crisanto Manuel Alonso, director de Asistencia Sanitaria y Salud Pública del área sanitaria de Jarrio, explica las claves de una patología de enorme prevalencia que se caracteriza por una visión borrosa y que en los últimos años se ha beneficiado de espectaculares avances quirúrgicos.
¿Por qué se producen las cataratas? El cristalino (lente biológica transparente que se encuentra dentro del ojo) sufre con la edad un proceso degenerativo y, por consiguiente, una pérdida de transparencia. Ésta es la causa más frecuente de cataratas y se conocen como cataratas seniles. Algunas enfermedades, como ladiabetes, pueden acelerar este proceso. Lesiones traumáticas del ojo, inflamaciones, el uso de determinados fármacos (corticoides y derivados) y la exposición a radiaciones o a luz ultravioleta pueden ser otros factores precipitantes de la catarata.
Incidencia y edad. Todas las personas a partir de los 60 años tienden a desarrollar cierta opacificación del cristalino. Hasta el 50 por ciento de las personas mayores de 65 años tiene un cierto grado de catarata, y hasta un 70 por ciento en los mayores de 75 años. Esto no quiere decir que en todos los casos afecte a la visión ni que todas tengan que ser operadas. Los estudios de prevalencia de cataratas son poco abundantes. Las conclusiones de los mismos, a pesar de las diferencias notables entre ellos por utilizar criterios diferentes para definir catarata, son las mismas: hay un claro aumento de prevalencia de la catarata relacionado directamente con el aumento de la esperanza de vida (envejecimiento poblacional).

¿Influyen los estilos de vida? No es posible hablar de un estilo de vida para evitar un proceso relacionado directamente con el envejecimiento, pero sí resulta posible alertar de algunas cosas que deben evitarse o manejarse con cuidado para no adelantar el proceso. Entre ellas, algunos tratamientos farmacológicos (especialmente corticosteroides y derivados), la exposición a radiaciones o a luz ultravioleta y el hábito de fumar. En el caso de la diabetes, el control riguroso de la glucemia.
¿Cuándo acudir al médico? El síntoma más frecuente es la visión borrosa. La disminución de visión, de uno o de ambos ojos, es un motivo para acudir a una revisión oftalmológica. Otros síntomas asociados son: alteración de la visión de los colores (se ven desteñidos), aumento de la fotosensibilidad (molestan las luces de los coches y de las lámparas más de lo habitual), empeoramiento de la visión nocturna y, ocasionalmente, visión doble. Ante alguno de los síntomas mencionados, el paciente debe acudir al oftalmólogo para establecer un diagnóstico adecuado, dado que los síntomas de catarata son compartidos con otras enfermedades.

Pruebas habituales. El oftalmólogo deberá realizar una exploración completa del ojo, tanto de su capacidad visual (refracción ocular), como un estudio de los medios transparentes del mismo y del fondo de ojo. Es importante descartar cualquier enfermedad asociada que pueda ser responsable de la pérdida de visión, pues una catarata no siempre es la causa de dicha pérdida.
¿Cuándo operarse? La decisión de intervenir una catarata debe ser compartida. Por una parte, el oftalmólogo obtiene unas medidas objetivas de la pérdida de visión, pero también debe evaluarse la calidad de vida del paciente. Una persona que desarrolla sus actividades cotidianas con normalidad y que no refiere molestias no tiene por qué ser intervenido de catarata aunque el rango objetivo así lo indique. Como regla general, y en una escala de 0 a 1 (siendo 1 el valor máximo de visión), se suele indicar cirugía cuando este valor es igual o inferior a 0,5. No obstante, este valor debe ser variable si el paciente, por poner un ejemplo, tiene actividad profesional y es conductor de autobuses o camiones. La actividad profesional y la calidad de vida son factores muy a tener en cuenta a la hora de decidir una cirugía de catarata.

Evolución de las técnicas quirúrgicas. Se han desarrollado de manera espectacular en los últimos años, y siguen en un proceso constante de evolución. Actualmente, la cirugía de catarata realizada por facoemulsificación (ultrasonidos) requiere incisiones mínimas –de dos milímetros, o inferiores– que permiten una recuperación muy rápida de los pacientes. Las complicaciones asociadas a esta cirugía también se han reducido drásticamente con las nuevas técnicas quirúrgicas. Conviene precisar que todo procedimiento quirúrgico lleva asociado un riesgo de complicaciones, aunque en este caso sea muy pequeño. Actualmente se está realizando cirugía, en algunos casos seleccionados, con un sistema conocido como láser de femtosegundo (femtofaco). Su uso no se ha extendido. La utilización del láser es muy probable que mejore, en el futuro, el grado de seguridad y de exactitud en la cirugía de catarata. Por el momento, el procedimiento no difiere del convencional, pero el láser sustituye, en algunos pasos, la mano del cirujano.

Cataratas y presbicia (vista cansada). El seguimiento de ambas debe ir, sin duda, acompasado, ya que el paciente acude primero al oftalmólogo para el control de su presbicia (que aparece de manera fisiológica entre los 45 y los 50 años) y eso permite también el control de la posible aparición de catarata. En relación con la cirugía, es posible que el futuro pase por una solución conjunta de la presbicia y la catarata. Actualmente, la presbicia es un proceso fisiológico también relacionado con la edad en la que se pierde la capacidad acomodativa del cristalino. Su solución es simple con una gafa correctora.
Dudas habituales. Los pacientes suelen preguntarse cómo será su recuperación y si necesitarán usar gafas después de la cirugía. La recuperación de una cirugía de catarata sin complicaciones es rápida: en 48 horas, el paciente casi puede hacer vida normal, salvo actividades que requieran esfuerzos importantes. Siempre es aconsejable que consulte a su cirujano qué actividades puede desarrollar y cuáles no. En relación con la necesidad de usar gafas después de la cirugía, depende de la lente utilizada. Si se usan lentes monofocales, la visión de lejos será buena, pero requerirá una gafa para lectura. En algunos casos se utilizan lentes multifocales que permiten visión lejos-cerca.