martes, 7 de julio de 2020

Diabetes mellitus y los riñones.


Las complicaciones del exceso de azúcar (glucosa) a largo plazo en la sangre pueden tener un efecto en los vasos sanguíneos pequeños de todo el cuerpo. Esto se aplica no solo a los nervios y músculos, ojos y corazón, sino también a los riñones. La neuropatía, la retinopatía y la enfermedad cardiovascular son complicaciones que afectan los órganos del cuerpo y pueden estar directamente relacionadas con la diabetes. Un buen control de los niveles de glucosa en sangre ayuda a reducir o prevenir estas complicaciones. La diabetes significa que los niveles de azúcar en la sangre son demasiado altos, y controlarlos varias veces al día es una forma de monitorear estos niveles que le permiten lograr el control que es necesario.

La diabetes mellitus es una afección crónica (enfermedad asociada con altos niveles de azúcar (glucosa) en la sangre. Los síntomas de la diabetes incluyen aumento de la micción, el empuje y la fatiga. Los componentes principales de la diabetes tipo 1 y tipo 2 son agudos y crónicos Con el tiempo, la diabetes puede provocar ceguera e insuficiencia renal.

Los riñones son órganos en forma de frijol aproximadamente del tamaño de un puño y son muy vitales para la salud del cuerpo. Están ubicados en el medio de la espalda, a cada lado de la columna debajo de la caja torácica. Su función es ser una sofisticada máquina de reprocesamiento. Procesan aproximadamente 2 litros de sangre al día para eliminar aproximadamente 2 cuartos de productos de desecho y agua extra cada día. Después del procesamiento, los productos de desecho y el agua extra fluyen hacia la vejiga para convertirse en orina para ser expulsada del cuerpo. Las dos causas más comunes de insuficiencia renal son diabetes y presión arterial alta.

Los riñones son órganos notables que contienen millones de pequeños vasos sanguíneos llamados capilares. Estos vasos funcionan como filtros para la sangre. La sangre fluye a través de los capilares y hace que la sangre se exprima a través de sus paredes donde se excreta en la orina. Cuando las funciones de los riñones se ven afectadas, no desempeñarán adecuadamente su función para eliminar los desechos y el exceso de líquido, lo que provocará que el líquido extra regrese a los vasos sanguíneos y aumente la presión arterial.

Más de 100,000 personas nuevas con problemas renales son identificadas cada año en los Estados Unidos, y de ellas aproximadamente el 44% se debe a la diabetes. Aproximadamente 180,000 de 24 millones de personas con diabetes han mostrado signos de insuficiencia renal. Muchos diabéticos nunca desarrollan problemas renales, pero si tiene diabetes y presión arterial alta, y sus niveles de azúcar son demasiado altos, con el tiempo tendrá un daño renal que puede provocar insuficiencia, diálisis o cirugía.

El daño renal diabético se llama nefropatía diabética y comienza mucho antes de que los síntomas comiencen a manifestarse. Cuando la diabetes no se controla adecuadamente, hay demasiada glucosa en la sangre y los riñones tendrán que trabajar muy duro para cumplir su función, y los riñones con exceso de trabajo pueden cerrarse. Cuando los riñones están dañados, los desechos y los líquidos se acumulan y no se pueden eliminar del cuerpo. Cuando no logran deshacerse de los productos de desecho del cuerpo, es la etapa final de la enfermedad renal crónica (ERC) y debe evitarse a toda costa.


Si tiene signos de daño renal, algunos medicamentos y suplementos pueden relajar la presión sobre los riñones. Cuando se le diagnostica diabetes, debe seguir las recomendaciones de su proveedor de atención médica y mantener sus niveles de azúcar en la sangre bajo control. El monitoreo y control del azúcar en la sangre es esencial para que todos los diabéticos conserven un estilo de vida productivo y vivan una larga vida. La enfermedad renal de la diabetes se puede prevenir y controlar manteniendo las lecturas de azúcar en la sangre en su nivel adecuado. La buena noticia es que lleva varios años desarrollar problemas renales debido a la diabetes.

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